miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las espinas más dolorosas de la más bella rosa

Como una rosa espinada, pasaste a mi lado. Tan cerca que pude, a la vez que deleitarme con tu olor y tu belleza, picarme con tus púas. Matadoras. Que sentenciaron mi silencio.
Y hablando de rosas, hablando de ti, qué bello placer me trasmite tu mirada, que en conjunto con tu sonrisa, ponen tiritas sobre las heridas de tus pinchos, dejando cicatrices para siempre, pero sanando.
Es como cuando te caes y se te queda la marca de la herida de esa caída para siempre, eso no va a impedir que sigas viviendo, y mucho menos, si quieres tanto a la vida como yo a la rosa.
Jesús Alonso Lorenzo

No hay comentarios:

Publicar un comentario