jueves, 8 de noviembre de 2012

Personal #2 "Cambios"

Creo que es hora de escribir otro "Personal", porque desde el último han cambiado muchas cosas. Dije que presentía que en todos mis "Personal" iba a estar ella, o en la mayoría. Me equivoqué. Quizá la mencione, quizá, pero ya no es lo mismo.

Tardé dos años en olvidarla, no lo voy a negar, no me voy a engañar, pero ahora vivo algo mucho más impresionante, ahora vivo algo físico, y me encanta. Pensé que siempre iba a estar enamorado de ella, pero no fue así, porque llego alguien que me hizo cambiar de opinión. Y me costó, ¿eh? pero lo consiguió, y no me arrepiento para nada de haber empezado una relación con la que ahora es mi pareja. Sí, no os lo había contado, pero tengo novia, y creedme que para hacerme pasar página de mi "historia", entrecomillada, con la chica anterior, algo muy fuerte tuvo que pasar, y lo corroboro y verifico, pasó.

Con ella me va genial y de poco me puedo quejar. Todos nos equivocamos alguna vez, ¿no? Pero hay fallos que sólo se pueden cometer una vez. Una y no más.

Quitando la parte sentimental, tengo un problema por el cual estoy tomando una medicación no muy habitual para la gente de mi edad, (17 años) cuyo nombre no voy a decir aunque sea en esta entrada porque este blog, aunque es personal, es público también, y simplemente no me apetece contarlo por aquí. Este problema me está haciendo la vida completamente imposible, pero siempre hay pequeñas cosas y pequeñas grandes personas que hacen tu vida enorme y te sacan una sonrisa, o te curan con un beso.

Con esto me despido y concluyo este "Personal", no sin antes recordarme a mí mismo que ya van unas cuantas entradas escritas sin llorar, incluida esta, cosa que antes no pasaba. No sé si eso es más bueno que malo, o peor que mejor, pero yo opino que es positivo, porque llorar por alguien que no te quiere como tú la quieres a ella, no puede ser muy bueno.

Jesús Alonso Lorenzo

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Las espinas más dolorosas de la más bella rosa

Como una rosa espinada, pasaste a mi lado. Tan cerca que pude, a la vez que deleitarme con tu olor y tu belleza, picarme con tus púas. Matadoras. Que sentenciaron mi silencio.
Y hablando de rosas, hablando de ti, qué bello placer me trasmite tu mirada, que en conjunto con tu sonrisa, ponen tiritas sobre las heridas de tus pinchos, dejando cicatrices para siempre, pero sanando.
Es como cuando te caes y se te queda la marca de la herida de esa caída para siempre, eso no va a impedir que sigas viviendo, y mucho menos, si quieres tanto a la vida como yo a la rosa.
Jesús Alonso Lorenzo