martes, 20 de marzo de 2012

Llorar, reír, llorar, reír

     Y cuando sea mayor, me recordaré sentado en el sillón, deseando quizá el no haber empezado esta conversación, evitando así lágrimas infinitas. O no. Puede que me agradezca el haberlo hecho porque así la conozco más, sé más de ella y cuando abra el cofre del que yo hablaba, todo sea un poquito más fácil.
Ahora lloro, río, lloro, río y compagino ambos sentimientos. No sé qué hacer. No sé qué pensar. Sólo sé que te quiero, y que tú, de alguna manera, me quieres a mí.
     Sé que no me quieres como yo te quiero a ti, pero no lo acepto, porque sé que no es verdad. ¿No lo entiendes? Que te lo explique el futuro. SPNN.
                                                                                                                                     Jesús Alonso Lorenzo

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